Montes de Luna

EXTENSIÓN: 6,92 Km2

DESCRIPCIÓN GENERAL: Montes de Luna es el barrio más meridional de Villa de Mazo. Su disposición de costa a cumbre hace que albergue gran cantidad de valores de interés natural y cultural. Su cercanía a las coladas del Martín y unas condiciones paisajísticas y bioclimáticas más propias del sotavento insular le otorgan singularidad dentro del conjunto municipal. La extensión del pinar en toda su zona montana es un recurso natural y paisajístico que merece ser destacado. El pinar ha estado desde siempre presente en la vida cotidiana de los habitantes del lugar, siendo múltiples los aprovechamientos que se han hecho de él. La recogida de “pinillo” como cama para el ganado y la obtención de leña para el hogar, fueron prácticas muy comunes antaño estando hoy en desuso por las limitaciones conservacionistas. No existen representantes de los bosques termófilos en el barrio más que la presencia esporádica de alguna palmera y sabina. Los originales tabaibales fueron eliminados por el pastoreo y las prácticas agrícolas. En la actualidad la zona costera está totalmente tapizada por matorrales de higuerillas que han proliferado tras el abandono de la agricultura de secano que allí se practicaba, cereales y boniatos mayoritariamente.

Un valor reconocido de Montes de Luna es la belleza que le otorgan las coladas históricas del Volcán Martín y que probablemente tengan que ver con el nombre del barrio, y sin duda, la presencia de estos malpaíses caracterizan su paisaje. En cotas altas resaltan los malpaíses grises cubiertos por el líquen Stereocaulum vesubianum. El conocido Cerro de Los Búcaros es un canal lávico de gran belleza e interés geológico que llega hasta la costa. En algunos tramos este canal llegó a cerrarse creando tramos de tubo volcánico. Los búcaros o canales de desgasificación se suceden por el lomo y son conocidos por los lugareños, que incluso han sepultado los más cercanos a las viviendas para prevenir accidentes. En la plataforma costera originada por el volcán, las negras lavas dibujan una estampa sin igual en todo el municipio, dando lugar a dos espléndidas playas. Una de ellas se mantiene virgen, es la Playa del Martín que debe su nombre precisamente al volcán, la otra es la Playa del Poris, antiguo embarcadero a los pies del viejo acantilado y hasta donde llegaban los caminos de tira desde la parte alta. Allí desde épocas pasadas se ubicaron los charcos de curtido de chochos y los secaderos, hoy rehabilitados, y que junto a las cuevas excavadas en el picón del cono volcánico fosilizado que conforma el acantilado, dan gran valor cultural y etnográfico al entorno. En la playa se han ubicado un número considerable de casetas utilizadas mayoritariamente por los vecinos del barrio de Tigalate, ya que los propios de Montes de Luna históricamente han utilizado la Playa del Río Muerto, también originada por las coladas del Martín, pero que se encuentra ya en los dominios de Fuencaliente.

En la parte alta del barrio se localiza la zona de Flores donde desde la época posterior a la Conquista se ubicaron viñedos y múltiples bodegas. Esta zona daba antaño nombre a todo el barrio. La agricultura se combinaba allí con diversos frutales y hortalizas de secano, al tratarse de la zona más “fresca” del barrio y a la vez abrigada del viento. Hoy, aunque permanecen sobre el paisaje bodegas y algunos viñedos, la agricultura ha pasado  a ser testimonial, y sin duda la ausencia de agua de regadío en la zona ha contribuido a dicho abandono. La zona más cultivada del barrio en la actualidad es La Laja, que al estar bajo la influencia del canal de agua se ha convertido en la zona más usada por los vecinos para la agricultura de autoconsumo. Los viñedos siguen teniendo importancia en el barrio y se cultivan, además de en Flores, en las zonas bajas en torno al Palo Podrido. Antaño la presencia de ganado caprino era común por todo el barrio, usándose muchas zonas de la costa y de los malpaíses como dehesa comunal, hoy la presencia de cabras en Montes de Luna se limita a varias familias.

Montes de Luna, al igual que ocurre con los vecinos Tigalate, Tiguerorte y Malpaíses carece de cultivos de exportación. Las duras condiciones climáticas, más propias del sotavento, en cuanto a sequedad ambiental y escasez de precipitaciones, unido a la fuerza y constancia de los vientos dominantes, ha limitado enormemente la agricultura en las cotas bajas de estos barrios. Probablemente este hecho influyó en el pasado para que esta zona fuera explotada como dehesa comunal.

En Montes de Luna se combinan las viviendas tradicionales canarias con las edificaciones de nueva construcción. De las primeras hay ejemplos muy integrados, mayoritariamente en la costa, donde podemos disfrutar de construcciones en perfecta armonía con el medio. Allí, elementos como aljibes, eras u hornos complementan el entorno. Merece la pena resaltar la presencia de casas indianas en torno a la carretera general, que mantienen su arquitectura original y que son una constante en el paisaje del municipio, abarcando desde Montes de Luna hasta La Rosa. Estas viviendas caracterizan las vistas de la carretera a su paso por nuestro pueblo. Muchas de ellas han albergado a lo largo de los años comercios, colegios, salones de baile, etc. lo que aumenta aún más su valor cultural que debe ser preservado.

Otros elementos destacados en el paisaje de Montes de Luna son los caminos reales, cuyo trazado está perfectamente empedrado y con paredes de piedra seca que los delimitan. Los caminos que conectaban la cumbre con la costa facilitaban el trasiego de gentes y bestias que diariamente recorrían el territorio en busca de los recursos necesarios para el sustento. Estos caminos, denominados comúnmente “caminos de tira” fueron usados para bajar pinillo y madera hasta el embarcadero del Porís, además de ser usados como vías de comunicación anteriores a la presencia de pistas y carreteras.

Son varias las cruces presentes en el barrio. La cruz del Lomo, la de Barranco Hondo y la del Palo Podrido son las más conocidas y las que poseen nichos. Como marca la tradición las cruces son engalanadas el tres de mayo. En torno a la Cruz del Palo Podrido se celebraba una fiesta popular, que lleva años sin realizarse y de la que los lugareños hablan con nostalgia. Este nicho fue rehabilitado con las remesas que un vecino emigrado a Venezuela envió para tal fin. En Barranco Hondo, los propios vecinos arreglaron recientemente el nicho y recuperaron la tradición de hacer una comida en torno a la cruz. La fiesta la celebran en los meses veraniegos y  cada año congrega a los vecinos que poseen terrenos en la zona.

VALORES NATURALES:

  • Pinar
  • Volcán y malpaíses del Martín
  • Cerro de Los Búcaros
  • Plataforma costera de las lavas del Martín y Playa del Martín

VALORES CULTURALES:

  • Playa del Porís
  • Bodegas de Flores
  • Nichos de cruz: Cruz del Lomo, Barranco Hondo y Palo Podrido
  • Viviendas indianas de la carretera general
  • Patrimonio rural: Arquitectura tradicional, aljibes, eras, hornos
  • Agricultura tradicional en La Laja
  • Camino real: Camino de Tira

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